Y como sigo en la búsqueda intermianble de la palabra y del significado ya lo dije, ahora me voy perguntando acerca de su resonancia en el universo, porque al final la palabra es un sonido y va vibrando, cada vez que se pronuncia, en alguna onda que va viajando lejos lejos y que se va quedando en alguna dimensión, o diluyendo quién sabe...Y la cosa es que a mí, que amo tanto hablar y hablar, la palabra pronunciada se me va dificultando cada vez más. Qué tiempos aquellos en que sufría de una verborrea inconfundible, y que ahora se va apagando cada vez más; qué tiempos aquellos en los que cuando hablaba tenía siempre la inconfundible y correcta palabra para lo que sea... ¿Leíste los Cuentos de Eva Luna, de Isabel Allende? Belisa Crepusculario tenía la palabra correcta para cualquier tristeza, dolor o alegría que se necesitara: viajando iba de viaje con su bolsita llena de palabras que le sumaban acordes al mundo. Y las vendía, y las usaba para ser lo que ella era aquí...
Y a veces, cuando pienso en el decir, me viene a la mente lo que amo y adoro que me digan, que me cuenten miles de chismes y cuentos de la gente, y luego uno, metida en tanto palabrerío, comienza, por así decirlo, en ser un eslabón más en la interminable cadena del chisme. Y de ser un escucha, a veces se pasa a ser también el comunicador de tan sagrada palabra que de antemano, nos dijeron que no se dice. Pero también de antemano se sabe, para quien lo cuenta, que ese "no se dice" mínimo va a ir a parar al mejor amigo del que escucha, y que quien no haya pasado nunca un chisme que lo diga ahora o calle para siempre.
Es que yo, la verdad, soy una leal disfrutadora (esta palabra no existe según el diccionario, pero es la perfecta para lo que quiero decir, me la vendió, Belisa Crepusculario) del chisme, y a veces una pasadora (otra palabra que me vendió Belisa ) también, pero me pasa, últimamente me pasa, que a veces ya no sé si decir o no, porque a veces no sé si hablo mal o bien al hablar de alguien; y el problema de hablar mal de alguien es que uno lo MAL-DICE. O sea, que con la mala palabra de uno sobre otro, a ese otro le cae una maldición y no estoy bromeando, más bien le estoy sacando el significado a la palabra maldición. La maldición es una palabra mala de un alguien sobre otro un alguien, y si uno mal-dice a alguien, en el camino de ese alguien uno ya contribuyó a que las resonancias de la energía negativa lleguen a ese alguien....Uno a veces habla nomás por hablar ¿pero qué tal que uno sea ese alguien sobre el que pesa la maldición de uno que tal vez ni sepa lo de la mal-dición?
¿Que por qué decir mal a alguien tendría que ser una mal-dición? Ahí les dejo un cuentito, un viajecito con la resonancia de las palabras en el universo, un cuento de la creencia en la música que cada uno hace de sí mismo. Se llama "Sonido sonidero del silencio", y eso sí, aunque lo comunicadora ahora se me dificulta, lo escucha no se me quita, y todos los chismes son bien recibidos.
Y a veces, cuando pienso en el decir, me viene a la mente lo que amo y adoro que me digan, que me cuenten miles de chismes y cuentos de la gente, y luego uno, metida en tanto palabrerío, comienza, por así decirlo, en ser un eslabón más en la interminable cadena del chisme. Y de ser un escucha, a veces se pasa a ser también el comunicador de tan sagrada palabra que de antemano, nos dijeron que no se dice. Pero también de antemano se sabe, para quien lo cuenta, que ese "no se dice" mínimo va a ir a parar al mejor amigo del que escucha, y que quien no haya pasado nunca un chisme que lo diga ahora o calle para siempre.
Es que yo, la verdad, soy una leal disfrutadora (esta palabra no existe según el diccionario, pero es la perfecta para lo que quiero decir, me la vendió, Belisa Crepusculario) del chisme, y a veces una pasadora (otra palabra que me vendió Belisa ) también, pero me pasa, últimamente me pasa, que a veces ya no sé si decir o no, porque a veces no sé si hablo mal o bien al hablar de alguien; y el problema de hablar mal de alguien es que uno lo MAL-DICE. O sea, que con la mala palabra de uno sobre otro, a ese otro le cae una maldición y no estoy bromeando, más bien le estoy sacando el significado a la palabra maldición. La maldición es una palabra mala de un alguien sobre otro un alguien, y si uno mal-dice a alguien, en el camino de ese alguien uno ya contribuyó a que las resonancias de la energía negativa lleguen a ese alguien....Uno a veces habla nomás por hablar ¿pero qué tal que uno sea ese alguien sobre el que pesa la maldición de uno que tal vez ni sepa lo de la mal-dición?
¿Que por qué decir mal a alguien tendría que ser una mal-dición? Ahí les dejo un cuentito, un viajecito con la resonancia de las palabras en el universo, un cuento de la creencia en la música que cada uno hace de sí mismo. Se llama "Sonido sonidero del silencio", y eso sí, aunque lo comunicadora ahora se me dificulta, lo escucha no se me quita, y todos los chismes son bien recibidos.
Y junto a este viaje, una foto de un viaje de una Iglesia, palabras, que para mí, son una maldición, más que una bendición.